El Protocolo de Internet (IP) asigna direcciones (números de identificación) únicas a cada dispositivo dentro de una red para que puedan comunicarse entre sí.

Su función es enviar datos en ambas direcciones (bidireccional) de manera no orientada a conexión y no confiable. Es decir, no hay un handshake (acuerdo previo o apretón de manos): simplemente envía los paquetes de datos sin asegurarse de que el destinatario esté listo o disponible, y tampoco garantiza que los datos lleguen completos o en orden. 

Además, se encarga del encaminamiento (routing) para que los routers1 intermedios puedan determinar la mejor ruta y enviar los paquetes hacia su destino final. 

Por ejemplo, en una red (casa, oficina, empresa, etc.), el router normalmente tiene asignado el número de IP 192.168.1.1. Al conectarse un nuevo dispositivo (celular, Smart TV, notebook, etc.) se le asigna automáticamente otra dirección (mediante el protocolo DHCP2), como 192.168.1.2.

Esto es lo que permite que, cuando buscas algo en internet (por ejemplo, en Netflix o Google), los datos salgan de tu dispositivo hacia el router y continúen su camino. Para lograrlo, la información se divide en pequeños paquetes.

Ahora bien, ¿cómo hacen esos paquetes para llegar a su destino? En su cabecera, cada paquete lleva el número de IP de origen y de destino, que en este caso sería el del sitio web o la aplicación a la que intentas acceder. 

Para entender mejor cómo funciona el protocolo IP, en la sección de laboratorio se ofrece un ejemplo práctico. 

Aclaraciones y referencias.

¿Qué es…?

  1. Routers – Un router recibe y envía datos en redes.  ↩︎
  2. DHCP – Protocolo de Configuración Dinámica de Host es un protocolo que asigna direcciones IP automáticamente en una red.  ↩︎

Fuentes:


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